sábado, 6 de febrero de 2016

CALÇOTADA MERECIDA

Al fin nuestros calçots están para comerlos. Este año, a pesar de haber sufrido los estragos del diluvio de noviembre que desmembró el huerto, Mikel ha trabajado duro y ha conseguido que las cebollas desarrollaran unos tallos blancos y largos. Recordemos que tuvo que transportar a cubos la tierra que la lluvia torrencial se llevó por delante, descalzando las cebollas cuando ya se les había realizado la primera labor de calza. Ahora viene la parte reconfortante de comerse el esfuerzo.

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